Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ 111 casas quemadas sólo en los vecindarios de Breeze Point y Rockaway en Queens, 28 muertos y $20.000 millones de dólares en pérdidas económicas es el cálculo provisional estimado hasta ayer miércoles por las autoridades de Nueva York sobre los daños del huracán Sandy a la ciudad y el estado.
Desde El Bronx hasta Long Island, incluyendo el condado de Westchester y otros situados en las zonas altas del estado, el paso de Sandy dejó una amplia secuela de destrucción, muertes, desolación y devastación sin precedentes en un estado poco acostumbrado y mucho menos preparado para esa categoría de fenómenos.
Con vasta experiencia en lidiar con tormentas invernales y algunas que otras de menos fuerza, Nueva York no pudo estar preparado en cientos de años para enfrentar a Sandy, ni siquiera asumiendo la experiencia de los ciclones Donna y "Long Island Expressway" que en los años 1938 y 1960 también devastaron parte del estado.
La lúgubre imagen al Sur de Manhattan presentando una estampa de cualquier país subdesarrollado es una evidencia más que irrefutable de ello.
Las viviendas que se quemaron en serie en Breezy Point y Rockaway a causa de una sucesión de cortocircuitos en cables eléctricos es otra prueba más de la falta de preparación, además del colapso de un edificio de apartamentos en la calle 14, cuya gráfica da la impresión de que se trataba de un estructura hecha de cartón o papel, son otras muestras de la situación.
Las inundaciones en el sistema de trenes que reabre hoy jueves con limitado servicio y siete túneles que conectan a distintos condados de la ciudad, se suman a los daños causados por Sandy.
Entre los muertos hay un policía que se ahogó en un sótano inundado de Staten Island, luego de rescatar a su novia. Otras víctimas perecieron por árboles caídos sobre ellos o sus casas y carros, empujados por la fuerza de los vientos contra una puerta de cristal y a otro de los muertos se le pagó un tanque de oxígeno al que estaba conectado cuando se interrumpió el servicio de electricidad.
Aunque Sandy amenazó con quedarse varios días azotando a Nueva York, la suerte volvió a estar al lado de los neoyorquinos y el fenómeno salió tomando otros rumbos para continuar con su paso destructivo y devastador.
La pérdida de los $20.000 millones de dólares, acorde con la empresa Equacat, especializada en cálculos de desastres casi triplica a la dejada por el huracán Irene que pasó leve por estas costas hace 14 meses.
Ese cálculo no incluye el gasto en que se incurrirá para reparar el sistema de trenes afectado por Sandy. En 1992 y cuando el también destructivo Andrew azotó Nueva York, el estado tuvo que erogar cientos de millones para restablecer ese sistema.
Es el peor daño en 108 años infligido al Metro de Nueva York por fenómeno natural alguno. Las escuelas estuvieron cerradas hasta ayer miércoles y no se sabe cuántos planteles serían reabiertos desde hoy jueves. Es la primera vez que la Bolsa de Valores cierra dos días consecutivos desde 1888, cuando una tormenta de nieve de 40 pulgadas la obligó a hacerlo.
El acuario de Nueva York situado en Brooklyn también se inundó, 12.000 vuelos se cancelaron y los tres principales aeropuertos de la zona fueron clausurados. Hasta ayer jueves, la terminal de vuelos nacionales La Guardia en Queens permanecía cerrado y a las 10:00 de la mañana se comenzó paulatinamente las operaciones en el John F. Kennedy y Liberty, el segundo en Newark (New Jersey).
El tradicional desfile de Halloween en el sector Greenwich Village fue cancelado, mientras a cinco días de la elección presidencial, inspectores de la Junta de Elecciones inspeccionaban los locales que servirán de centros de votaciones para asegurarse de que estarían disponibles para el seis de noviembre.
Juan Carlos Polanco, miembro republicano de la junta electoral, llamó a los electores a no preocuparse y dijo que el gobernador está garantizando que para el próximo martes (día de elecciones) no habrá ningún problema.
