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La década del desencanto

Todo cambió la mañana del 11 de septiembre de 2001. Los ataques en New York y Washington, DC, marcaron a fuego el inicio del siglo XXI y abrieron la puerta a un nuevo mundo donde ya nada estab seguro. Era el inicio de la década de la desilusión y el desencanto. Más de 3,000 personas murieron a consecuencia de los ataques y miles más terminaron heridos. El mundo siguió, atónito, las escenas en vivo a través de las pantallas de televisión. Nadie creía lo que sus ojos veían. Por primera vez en su historia, Estados Unidos era el blanco, en su propio suelo, de un ataque de semejantes proporciones. La sensación de seguridad y protección se desvaneció tan pronto como cayeron las torres gemelas. El país y el mundo se sumieron en un estado de shock. Lo inimaginable se desplegaba ante nuestros ojos con toda su furia. El terror tenía un nuevo rostro. Lo que antes era el corazón financiero de la nación más poderosa del mundo, ahora era una pila de polvo, hierros retorcidos y cuerpos irreconocibles. Bomberos, oficinistas, meseras, cocineros, personal de limpieza y empresarios fueron, entre otros, las víctimas del devastador atentado terrorista Poco después de los ataques, el nombre de Osama bin Laden comenzó a sonar como un posible responsable. Recién en 2004, el musulmán de origen saudí, quien tenía 44 años al momento de los atentados, reconoció que fue quien los ordenó. Osama bin Laden luchó contra la invasión rusa en Afganistán en los años 80, donde hasta fue apoyado por Estados Unidos. Ahora, encabeza la lista de los terroristas más buscados por el FBI. Ferviente antisemita, culpa a Israel y EU de los males que acosan a los musulmanes en el mundo y promueve la 'Yihad', o Guerra Santa, como vehículo de venganza. La humanidad ganaba un nuevo líder, para unos pocos, y un nuevo enemigo, para muchos. Miles de empresas cerraron sus puertas y millones de trabajadores se quedaron en la calle durante esta decada. El precio del combustible llegó a los cielos y de repente, la sociedad más consumista del mundo comenzaba a cuidar el bolsillo. Nuevamente, el gobierno se vio obligado a reactivar al alicaído sistema con más billones de dólares. Pero a comienzos de 2009, la crisis ya era global.

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