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Salud pública y los enfermos de cáncer

POR DOMINGO CABA RAMOS 
En fecha 11/8/2015, el Dr. Ramón Alvarado Mendoza, director ejecutivo del Servicio Nacional de Salud,  les remite a todos los directores regionales de salud una comunicación cuyo contenido dice así: 
« Después de un cordial y afectuoso saludo, el motivo de la presente es el de comunicarles que todos los pacientes sospechosos de cáncer y los diagnosticados deben referirlos al Instituto Nacional del Cáncer “Rosa Emilia Sánchez de Tavárez” (INCART), ya que la ley 87-01 ordena que los pacientes que pertenezcan a la aseguradora de riesgo de salud SENASA, especialmente del régimen subsidiado, deben ser atendidos y darle seguimiento en centros de salud de red pública. Por tal motivo, el único centro de la red apto y que ofrece ese tipo de servicio es el INCART…» 
¿Qué significa eso? 
Sencillamente que a partir ahora los  alrededor de ocho  mil pacientes de cáncer que existen en el país tendrán que dirigirse al Distrito Nacional  a recibir las sesiones de terapias y quimioterapias, así como los medicamentos de altos costos, sin que a  las autoridades de salud  les importe los gastos económicos y sacrificios que este desplazamiento implique tanto para los enfermos como para sus parientes. 
De esos ocho mil enfermos, unos  tres mil doscientos, procedentes de distintos puntos de la región norte, recibían atenciones en el Instituto Oncológico del Cibao. A muchos de estos pacientes, según médicos de esta institución, el Patronato Cibaeño contra el Cáncer, tenía que darle el pasaje de regreso a sus casas, por carecer estos del dinero correspondiente. Y por esta casi siempre se presentan solo.  Ahora la ministra de salud quiere  que se desplacen a la capital. 
“No entendemos cómo el Ministerio de Salud Pública decide centralizar los servicios, cuando hay decenas de pacientes que por sus condiciones físicas o económicas, no pueden hacer viajes constantes a Santo Domingo”, señaló al respecto  la doctora Nally Cruz, directora general del centro oncológico cibaeño, en rueda de prensa realizada la pasada semana. 
Los médicos del Oncólogo del Cibao, participantes en la rueda de prensa, solicitaron a la  doctora Guzmán Marcelino dejar sin efecto  la medida que obliga a los pacientes de  cáncer  trasladarse a Santo Domingo para recibir  las medicinas, las terapias y las quimioterapias indicadas. Mientras que familiares de los enfermos  consideraron como criminal la actitud de la ministra de salud, acusándola de querer acelerar las muertes de sus parientes. 
Esto es increíble. Parece ser que toda la vida han existido y existen funcionarios que apuestan a quién le hace la vida más imposible o quién "se la pone más difícil" al pobre y cualquier otro ciudadano que demanda servicios públicos. Solo así se explica el que la ministra de salud pública, Altagracia Guzmán Marcelino, quiera obligar a los enfermos de cáncer que reciben tratamientos en el Oncológico del Cibao a que vayan al Distrito Nacional  a tratarse. No entendemos cómo en un cerebro aparentemente pensante puede alojarse una idea tan inhumana, bestial y, por qué no, criminal. Yo sabía que la ambición por el dinero mella, embota o borra la sensibilidad humana; pero desconocía que pudiera llegar tan lejos. Porque para obligar a un pobre enfermo de Dajabón, Montecristi, Moca, Santiago, Mao, etc. a que vaya a la capital a aplicarse quimioterapia o recibir cualquier otro tratamiento oncológico, hay que estar asido del mismo espíritu de Satanás o  tener permanentemente  aposentado en el cerebro al mismo demonio. *DE DIARIO 55

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