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Editorial de El Nacional de hoy


Ratas golpistas

El vulgar intento de golpe de Estado contra el presidente constitucional de Ecuador, Rafael Correa, constituye otro acto monstruoso y criminal que agrede a toda América, amenazada hoy por el peligro de retorno del repugnante gorilismo que tantos sufrimientos ha infligido a pueblos del continente. Un contingente de policías agredió al Presidente con bombas lacrimógenas cuando salía de un regimiento donde acudió para explicarles el alcance de una nueva legislación usada como pretexto para la sublevación. 

Los golpistas retuvieron al mandatario por más de diez horas en el recinto hospitalario donde estaba recluido a causa de una resentida lesión de rodillas y con síntomas de asfixia por los gases inhalados. Un operativo militar logró rescatar al jefe de Estado del cerco que le tendieron los conspiradores, y lo retornó al Palacio de Carondelet desde donde proclamó que no habrá ni olvido ni perdón para quienes gestaron ese intento de golpe de Estado, de cuya planificación acusó al ex presidente Lucio Gutiérrez. Más de cuatro mil policías se sublevaron de manera coordinada en regimientos de Quito y Guayaquil bajo el subterfugio de que la ley promulgada por el presidente Correa anula conquistas y restringe ascensos, pero de lo que se trató fue de un vil intento por asesinar la democracia ecuatoriana. Tal parece que quienes dentro o fuera de Ecuador movieron los hilos del golpismo estuvieron alentados por lo sucedido en Honduras donde gente de caverna derrocó al presidente Manuel Zelaya, sin que los autores materiales e intelectuales de esa asonada, todavía enquistados en el Poder, recibieran el debido castigo de la justicia hondureña y la unánime repulsa de la comunidad internacional. Se resalta el valor y la determinación del presidente Correa de defender el bien ganado espacio democrático ecuatoriano, aun a riesgo de su propia vida, lo que motivó que el mando militar le ofreciera respaldo absoluto y que la población se volcara a las calles en apoyo del jefe de Estado y de la democracia. En contraste con la movilización internacional en repudio a la intentona golpista en Ecuador, la cadena de televisión estadounidense CNN repitió un nauseabundo periodístico que procuraba justificar la acción golpista contra el presidente Correa, sin que esta vez sus mentores lograran el objetivo alcanzado en Honduras. Los presidentes Correa y Hugo Chávez se erigen hoy como sobrevivientes del rebrote golpista en América Latina, que ya clavó sus garras en Honduras y cuyo veneno retrógrado constituye una inminente amenaza para todas las democracias del continente, por lo que es menester fumigar contra ratas golpistas desde el sur del río Bravo hasta la Patagonia.

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