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Excelente Editorial de El Nacional


Salcedo y Santiago

De no ser para satisfacer intereses políticos o congraciarse con el poder, la verdad es que no se vislumbra otra razón para haber cambiado el nombre de la provincia Salcedo por el de Hermanas Mirabal ni tampoco para mutilar con otra división, como pretende un congresista, el municipio de Santiago.

En un excelente artículo titulado “Provincia de Salcedo”, publicado en la edición de ayer de este diario, el veterano periodista Juan José Ayuso califica, con argumentos contundentes, como un atentado histórico que se desterrara a un héroe y mártir de la Restauración, como el general José Antonio Salcedo, para glorificar a las Hermanas Mirabal.


La falta de valoración y sentido histórico de los congresistas se pueden citar entre las razones que explican una aberración que no rinde ningún culto a las heroínas de Ojo de Agua, a quienes la sociedad, como muy bien expone Ayuso, ha honrado con el reconocimiento de su abnegación y sacrificio en aras de la libertad y la dignidad del pueblo dominicano. El caso denota que la ignorancia y la ambición de poder forman una combinación peligrosa.

Tras el desatino de Salcedo se ha planteado bautizar a La Vega con el nombre de Profesor Juan Bosch. La iniciativa no ha cuajado y se espera que tanto con la eponimia como con la división territorial surja un amplio movimiento de rechazo y reivindicación de territorios y figuras que gozan de un merecido lugar en la historia.

No se puede permitir que prospere el proyecto del diputado Geovanny Tejada, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), para dividir a Santiago en tres municipios. Los gastos que supone la conversión en alcaldías de Gurabo y Cienfuegos no compensan la mutilación que ha planteado el legislador santiaguero. La experiencia que se ha tenido con el Distrito Nacional es más que suficiente para no inventar con esos asuntos.

La división del territorio en 32 provincias y unos 257 municipios, la mayoría de los cuales sólo representan gastos para el erario, evidencia que los intereses políticos están por encima de la racionalidad administrativa. Las siniestras mutilaciones, hasta ahora sin ningún elemento que las justifiquen, representan más burocracia.

Salcedo es digno de una reparación histórica. La decisión en su contra para honrar a las Mirabal ha sido traumática. Y en cuanto a la división que se ha planteado en Santiago lo mejor sería, en aras del buen juicio, ni siquiera intentarlo.

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