Por Mabel López
Transcurría todo normal en esta ciudad, la gente transitaba de aquí para allá y de allá para acá en las faenas del día a día. Los negocios se desarrollaban de manera normal y rutinaria, en la batalla constante contra la incertidumbre, pormenores e inestabilidad de la economía, entre otras cosas. En la casa presidencial, el primer mandatario y su parlamento, conversan de los asuntos que competen a sus funciones, tratando de encontrar la forma de tener una nación digna y prospera, (o así creemos). Llamada o catalogada por muchos ¨tierra de nadie¨, ¨el país de nunca jamás¨ (Aunque en tus entrañas, y en silencio, héroes anónimos cada día te acompañan).
Luchando contra el hambre y la miseria que te arropa y el dolor que te embarga, forzando tu gente a emigrar a tierras lejanas, y otras no tan lejanas como la isla que compartimos. Héroes que te aman y luchan por tus niños y jóvenes, para darles el pan de la enseñanza, salud y bienestar, aunque sea a una pequeña masa. Hombres valientes se levantan con grandes proyectos para tratar de sacar a flote tu ciudad y de paso se levanta también la nuestra. Veinte y cinco minutos más tarde algo inesperado surgió… La tierra se estremeció de manera tal, que literalmente tu mundo se vino abajo, en la ciudad principal. Dejando entre los escombros, parte de tu pueblo sepultado. Quedando así evidenciada tu realidad que el mundo entero parecía ignorar y hoy en los diarios y noticieros ocupa el primer lugar.¡Cuánto dolor y desesperación se apodero de tu gente y la nación! Hechos indescriptibles y difíciles de narrar que con simples, ni complicadas palabras podríamos explicar. Nunca nuestras pupilas olvidaran las imágenes desgarradoras que nos hicieron llorar y en otros casos, reír como recompensa, al ver corazones desbordados, entregando su grandeza, para así aligerar tu tristeza. Ver las naciones que se volcaron a ti tocados por la generosidad y la solidaridad. Aprovechando la oportunidad para de alguna forma redimirse de los años que han ignorado tu orfandad. Las causas de esta catástrofe no las juzgo y concluyo…El creador del universo es soberano, tiene maneras extrañas de obrar. Ya que para poner en orden, primero hay que desordenar.Y que esta nación como el fénix de las cenizas renacerá y de los escombros, resurgirá.
Escrito originalmente en fecha 22-01-2010. La autora vive en Tamboril.
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Ciudad anónima
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