Joven afgana cuya nariz fue destazada con un cuchillo casero estrena nuevo rostro. Ganó atención mundial cuando la famosa revista TIME publicó su cruda historia en portada.
Aisha, la joven mujer de Afganistán a la que mutilaron (le cortaron la nariz y las orejas) por intentar escapar de su marido, ha vuelto a la primera plana de la información mundial, como en aquella foto que dio que hablar al planeta entero, en la que posó con el rostro desfigurado. Reapareció con una prótesis obsequiada por una fundación estadounidense de lucha por los derechos de la mujer.
La portada de un famoso medio de comunicación de los EE.UU. permitió, meses atrás, conocer la historia de una joven a la que los talibanes, en Afganistán, habían desfigurado por indisciplina, pues intentó escapar del marido que la golpeaba.
Con la suerte que muy pocas tienen en esa parte del mundo, aunque sea difícil de creer en estos tiempos, Aisha fue encontrada en un campamento de refugiados y trasladada a Norteamérica, luego de que su marido, y los familiares de éste, le hayan cortado las orejas y la nariz con la aprobación de un jefe talibán, como castigo.
Pasó el tiempo, y ahora la joven de 18 años fue sometida a una operación quirúrgica facilitada por la Fundación Grossman Burn, en California.
Justamente, en un acto público organizado por dicha institución reapareció Aisha, para recibir un premio de manos de la esposa del gobernador de ese lugar de los Estados Unidos, Arnold Schwarzenegger.
Un premio a las ganas de vivir, a la supervivencia, hasta si se quiere.
La mujer afgana fue la cara de un reportaje publicado por una revista, con el título “¿Qué pasaría si dejamos Afganistán?, con la intención de exponer un ejemplo de lo que podía seguir sucediendo si las tropas internacionales abandonaban el país intervenido.
Esto generó ciertas críticas que acusaron a la publicación de “hacer chantaje emocional para justificar la continuidad de Estados Unidos en Afganistán”.
Aunque parezca mentira, el análisis político fue tenido en cuenta rápidamente, a pesar de la calamitosa imagen que era publicada y que nadie calificaba de montaje.
Ahora Aisha es considerada un símbolo de resistencia en la lucha por los derechos más fundamentales de quienes padecen abusos verdaderamente atroces, poco imaginables.
Vive en EE.UU. con una familia sustituta, tratando de empezar todo de cero. Ya cuenta con una prótesis, y anuncian que pronto le reconstruirán el rostro.
La raza humana sigue dando cuenta de su capacidad de supervivencia, aunque también de su gran ignorancia e imbecilidad. ¿Se imaginan cuántas Aishas más deben estar sufriendo en este mismo momento?
Claro, el 99% no tendrá la suerte de vivir para contarlo.
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