Hace un siglo, Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza se unieron por primera vez para celebrar el Día Internacional de la Mujer. La iniciativa partía de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhage en 2010, donde el Partido Socialista Norteamericano, a través de sus delegadas Lena Morrow Lewis y May Wood Simons, presentó una propuesta para establecer dicha celebración. La resolución final indicaba que, "siguiendo el ejemplo de las camaradas norteamericanas" (que celebraban el Woman’s Day en febrero desde 1908), se dedicaría un día especial a las mujeres para promover el sufragio entre las obreras, entre otras reivindicaciones.
El 19 de marzo de 1911, según los registros de Naciones Unidas, un millón de mujeres tomaron las calles para exigir "derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la posibilidad de ocupar cargos públicos". Menos de una semana después, el 25 de marzo de 1911, más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes italianas y judías, murieron en el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos,y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre. La celebración se trasladó al 8 de marzo después de que, en 1917, como reacción ante los 2 millones de soldados rusos muertos en la Primera Guerra Mundial y la escasez de alimentos en Rusia, las mujeres se declararan en huelga en demanda de "pan y paz". Este importante acontecimiento es considerado por algunos historiadores como el detonante de la Revolución Rusa, que derivó en la caída del Zar y en el establecimiento de un gobierno provisional que por primera vez otorgó a la mujer el derecho al voto. En 1975, en Nueva York, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció definitivamente el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. Ahora, en 2011, la ONU conmemora el centenario de este día bajo el lema “La igualdad de acceso a la educación, la capacitación y la ciencia y tecnología: El camino hacia el trabajo decente para la mujer”, haciendo hincapié sobre el hecho de que el conocimiento es la única solución. Como ha afirmado Miguel Ángel Serrano Monteavaro, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), “a pesar de los importantes pasos que recientemente se han dado en la búsqueda de la total igualdad entre hombres y mujeres, queda todavía un largo camino por recorrer, hasta llegar, finalmente, al momento en que ya no haga falta dedicar un día al año para llamar la atención sobre las condiciones en que viven las mujeres en el mundo”.
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