Han transcurrido 50 años del 25 de noviembre de 1960 que marca asesinato y elevación al martirologio patrio de las Hermanas Mirabal, crimen ejecutado por órdenes la dictadura de Trujillo, en un hecho que señaló, por su características sin precedentes y el bizarro mensaje que enviaba a una sociedad ahíta de horrores, el principio del fin del régimen, que llegaría seis meses más tarde, el 31 de mayo de 1961. Tras medio siglo del hecho trágico y luego todas las campañas educativas por los medios y en la escuela, tras la aprobación y aplicación, con limitaciones notables, de las leyes contra la violencia, y a pesar de todo esto se cuantifica la muerte violenta de una mujer dominicana cada tres días, entonces nada tenemos que celebrar. El Estado, sus instituciones públicas y privadas, lejos de festejar y autocongratularse, deben revisar a fondo cuanto se hace para enfrentar la bestialidad patriarcal, vestida de “lo pasional”. No hay motivo de celebración mientras la misma sangre femenina nos sigue llenando de vergüenza.
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Me siento triste hoy al ver como un pueblo que lucho tanto por su libertad. hoy en dia nos hemos aprendido de nuestra historia porque un porciento del hombre dominicano se a llegado a creer que la mujer es de su propiedad y la golpea y la mata sin piedad. y con un gobierno que en ves de darnos ejemplo cada dia vemos que de el salen a reducir un moton de delincuente,que celebrar cuando la centrana de nuestra isla llorra tanto abuso y injusticia e impotencia.
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