Por Arturo Taveras/Código 32
SANTIAGO, REP. DOM.-Cansados, arropados de pobreza, sin el disfrute de una seguridad social y con la esperanza de conquistar una vida holgada perdida en las arrugas de su cuerpo recibieron la mayoría de ancianos de la República Dominicana el Día Nacional de los Envejecientes, consagrado así el 1 de octubre de 1991, con el objetivo de reconocer la contribución de las Personas de la Tercera Edad a la familia y la sociedad Dominicana. Ignorados por las autoridades y muchos de ellos abandonados por sus hijos en albergues o en viviendas donde solo les acompaña el recuerdo de sus años mozos, muchos viejitos dominicanos esperan con tranquilidad y sin fuerzas para protestar el día de su muerte.
Otros tienen que trabajar como burros en las calles o en lugares inadecuados para sustentar una familia o para lograr su propia sobrevivencia sin tener que pedir y lo hacer sin el amparo de la ley, porque en República Dominicana las empresas no emplean ancianos. La penosa situación que padecen muchos ancianos ocurre, a pesar de que desde hace varios años se creó el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (CONAPE) y se promulgó la Ley 352-98, la cual busca proteger y amparar a las personas cuando llegan a la etapa de sus senectud. Sin embargo, como ya es costumbre en nuestro país, las buenas acciones se han quedado en el plano de la teoría sin llegar a la práctica. Tanto, que pocos medios dieron constancia de lo importante que era este día.La población envejeciente de la República Dominicana ronda las 700,000 personas, muchas de las cuales no tienen acceso a servicios tan vitales como la salud y la Seguridad Social. La Geriatría, especialidad médica destinada a las personas mayores, no es practicada comúnmente en nuestro país, contando solamente con 16 unidades a nivel nacional. En lo que respecta a los Hogares de Ancianos, también hay graves precariedades y muchos de esos centros funcionan gracias a las donaciones de entidades e individuos particulares, siendo en el mayor de los casos, los únicos en aportar para el sustento del mismo. Las visitas médicas son realizadas por galenos en condiciones de voluntarios, demostrando un pobre sistema estatal que regule por la salud de estas personas. En tanto que el Sistema de Pensiones y Jubilaciones, el cual debería manejar una fortuna solo cuenta con el recibió de un reajuste presupuestal pírrico realizado por la Presidencia de la República. Pocas personas e instituciones se preocupan por la preservación de esos seres especiales que no hacen más que agregar gratas experiencias a nuestras vidas, es necesario que nuestras autoridades comprendan de una vez y por todas que ya está bueno de jugar a la ruleta rusa.
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