POR ORLANDO HOLGUIN
Una vez escuchamos decir a un individuo del pueblo la frase: “El peor enemigo de un dominicano es otro dominicano”. Donde más se da esta dura realidad es en el medio artístico, que no es esa belleza que nos pintan, llena de hipocresía, de enemigos gratuitos, de fachadas de sencillez, de parapetos de armonía, de la más fina actuación cargada de hipocresía, de que todos son “amiguitos”, “amiguitas”. En esta selva, aquel que no anda con el cuchillo en la boca y mirando para todos lados, lo fuñen, lo hunden, lo arrinconan, lo destrozan, como fieros tiburones a un pedazo de carne, como buitres a una carroña putrefacta.
Si lo que informó Merengala que le hicieron a Carlos Sánchez, un dominicano va y lo hace en Argentina, en México o en cualquier otro país donde hacen respetar a los artistas, al de aquí le dan una “patá” por las nalgas que cae sentado en el Aila. Los enanitos no son esos carajos verdes que pisotearon a Carlos Sánchez, los enanos somos nosotros los dominicanos, un territorio donde están divididos los partidos políticos, las iglesias, las fuerzas armadas, las universidades, los funcionarios públicos, los sindicatos, los empresarios y ni hablar de los artistas, pues puede venir uno extranjero y cagarse (perdón por la palabra) en el público y la prensa. Nunca hemos ido a un show de Carlos Sánchez, quizás lo hayamos visto en el camerino de un canal. No nos importa si Carlos Sánchez es bueno (para nosotros lo es) en el escenario, no nos importa si sus chistes son buenos o malos. Simplemente es un humorista que merece consideración, uno que se ha ido por un camino diferente: por el stand up comedy, el tipo de humor que han hecho muchos grandes de Estados Unidos y otras partes del mundo, como son Bob Hope (uno de los primeros), Dean Martin, Chevy Chase, Bill Cosby, Richard Pryor, Steve Martin, Sammy Davis Jr., Billy Cristal. Todos ellos le dieron valor a este tipo de humor. Sume a Eddy Murphy, Robin Williams, Jim Carrey, Will Ferrell y Chris Rock. No vamos a mencionar a los latinos, por cuestión de espacio, pero como ejemplo ahí están Adal Ramones y El Conde de Guacharo. Que lo abucheen, no debe preocupar a Carlos Sánchez, pues a algunos de los que mencionamos en sus inicios también les pasó lo mismo. Muchos se “guayaron” y persistieron. Hoy casi todos han pasado por el cine con éxito y se han hecho millonarios. Carlos debe estar preparado para eso, pues a muchos grandes artistas los han abucheado y después ha habido que arrodillárseles. Ahora bien, si a usted le gusta el humor de perrerías, ése que hacen algunos comediantes nuestros, donde usted sale embarrado de semen, bueno, pues disfrute su show y que le aproveche, pero tampoco venga usted a decir que lo que Carlos Sánchez hace es una porquería, sencillamente porque a usted le gusta un humor lleno de “pleberías” y malas palabras de marca mayor (un humor sucio), o porque, sencillamente, a usted Carlos no le gusta. Vamos a cometer una frescura, y es darle un consejo a Carlos. Que se vaya al aeropuerto de Barajas, que se vaya a Argentina, México, Sidney, adonde sea, fuera de esta república bananera. Que trate de permanecer allá aunque sea dos horas, que haga que un periódico lo publique y que regrese. Verá que le reciben como un héroe. (Muchos estarán pensando en Roy Tabaré en estos momentos). Pero si molestosa es la supuesta actitud de los Enanitos Verdes (claro, son de Argentina, donde se creen el centro del universo), mucho más lo es el que aquí nadie defienda al artista dominicano. Bajan a una de una tarima, nos ofenden, vienen a doblar canciones, algunos no permiten que la prensa les aborde, a veces la dejan esperando en una rueda de prensa, cantan dos canciones y se largan. En fin, el mensaje es: por eso estamos como estamos, y es que, a 518 años del descubrimiento, no logramos el respeto ni siquiera de artistas de países con similares situaciones al de nosotros en muchos aspectos. ¿Por qué tiene usted que ponerse de altanero por un simple saludo de un colega? ¿Qué tanta fuñía concentración puede necesitar un artista que ya sabe lo que va a hacer en el escenario, para pedir que ni siquiera alguien le respire a menos de 50 metros de distancia? Oiga, si usted es Dios, ¿qué hace en esta tierra, donde se le pueden pegar las porquerías que son los demás artistas, o el asqueroso público de la mierda que paga para verlo? Sigamos así, que sigan viniendo las estrellas de fuera a burlarse de nosotros, que nos pateen, que nos “asqueroseen”, que nos vomiten encima, y así, nunca ninguna de las grandes estrellas, traídas por empresarios que también se creen dioses, tendrá que pedir excusas, como recientemente tuvo que hacer Chayanne en Argentina. Mientras tanto, si fue cierto todo lo que ocurrió con Carlos Sánchez, para él desde aquí todo nuestro apoyo, sigue adelante, hermano, y recuerda que el éxito tiene muchos enemigos, sobre todo en un país donde nosotros, particularmente seguimos creyendo lo que una vez escuchamos a un desconocido: “El peor enemigo de un dominicano es otro dominicano”.
*Tomado de: www.merengala.blogspot.com
0 comentarios:
Publicar un comentario