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Melanio se intoxicó con el pan


Al Ministro de Educación se le atribuían luces suficientes para alumbrar todas las escuelas del país como si tuvieran plantas propias de muchos megavatios.

Pero acaba de demostrar que no, que a lo sumo es una lámpara jumeadora de ésas que ya no se usan, pues en vez de dar claridad, proyectan sombras.

Sin ser esa la idea, impuso como verdad absoluta que "muerto el perro se acabó la rabia". Al menos eso, y no otra, es la nueva suspensión del desayuno escolar. 
Ahora no fue por intoxicación de los estudiantes, como los casos anteriores, sino porque estos eran reacios a la lactosa. Incluso, su abrupta decisión revela que no está muy persuadido de la política del Gobierno.

Que no es evitar que los muchachos se enfermen, sino que reciban su merienda, que es lo que finalmente viene siendo el bendito desayuno.

Si las cosas se ponen en su real perspectiva, hay que considerar que más que fallas en los alimentos, lo que ha habido es un fracaso del alto funcionario.

Si el problema es aquí o es allá, y no en todas las escuelas ¿por qué no suspender nada más donde se producen los inconvenientes? Nunca lo ha sido en el país entero. Fuente: Diario Libre/De Buena Tinta.

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